Voy caminando, con el móvil en el bolsillo. Me meto un ostión en mi pierna (hecho relativamente frecuente en mi vida, s'i, soy de las patatas), con un palo d metal. Cuando vuelvo a mirar mi móvil, el submarinista q me saludaba está quebrado, tengo la pantalla medio negra, haciendo un mosaico q, si no me impidiera ver mensajes y llamadas entrantes, ser’ia bonito. Pero ahora es un intruso, se ha cargado mi móvil.
Puede q esta chica tuviese razón, cuando me preguntaba si no me lo cambiaba por recuerdos pasados. Me he qdado sin los mensajes. Aquellos q no me atrevía a borrar d ella, han desaparecido d golpe. Reset. Puede q sea un señal. Recordadme, para el ano q viene, q no me olvide de pedir el deseo d dejar d pensar en señales subliminales, lo único q hacen es joderte la vida.