Hoy he visto a una mujer amarilla (puntualizo q no era japo). Era ancianita, estaba en una silla d ruedas, y estaba tan delgada que mis ojos se iban a otra parte para protegerse del dolor q provocaba mirarla. Le he sonreído. Puede q sea su último verano. Supongo q la vida, cuando ya no puedes disfrutarla, se nutre de pequeñas cosas. Hoy he pensado q tenía q ser precioso pasearse por la calle, sin compañía, sin dirección alguna, tan solo por el placer d sentir q esta’s vivo. Por un momento me hubiese bastado esto.